— ¡Ahí viene otra vez! ¡Escóndanse! — dijo el sapo más viejo
— ¡Te llena la jeta de saliva! — acotó un sapito
— ¡Repugnante! — sentenció el sapo educado
La princesa, etérea y radiante, iniciaba su ronda habitual de besos.
Costumbres raras / Daniel Frini
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